Mauricio Murillo, magistrado de la Audiencia Provincial de Zaragoza, hizo una reflexión sobre cómo se fueron configurando los distintos tipos de “casas” partiendo de la necesidad de hacer rentable la tierra
El Ateneo de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura (EINA) y de la Cátedra SAMCA de Desarrollo Tecnológico de Aragón nos acercó al concepto de “la casa” en Aragón, de la mano del magistrado de la Audiencia Provincial de Zaragoza, Mauricio Murillo.
Hablar de la historia y del papel que tuvo como institución en el desarrollo de las zonas rurales aragonesas requiere echar la vista atrás y pensar en aquellos valles aislados, aldeas con pocas posibilidades, en las que había que sobrevivir, “un duro entorno en el que se buscaba la supervivencia”, explicó el juez Murillo.
Una búsqueda de soluciones y alternativas para hacer rentable la tierra y garantizar el paso de una generación a otra, “había que mantener el patrimonio orientado a la unidad y consistencia familiar”, que “la casa” no perdiera valor y ante esto, se daban situaciones que hoy parecen difíciles de comprender y encajar en la forma de vida actual pero que, como dijo el ponente del Ateneo, “hay que entenderlo en el contexto”.
Se regía por los mayores y señores, con ellos convivían los señores jóvenes; el hijo, que no la hija, era el sucesor en la jefatura de la casa y su patrimonio y para las hijas, el destino era el casamiento en otras casas.
No obstante, no había un único modelo de “casa”, en su conferencia, Mauricio Murillo explicó los distintos tipos que había en Aragón y que se fueron configurando ya desde tiempo inmemorial y en las diferentes civilizaciones que han ido surgiendo y que han recibido diferentes regulaciones.
Mencionó las formas de cooperativismo agrario, hacer rentable la tierra con unidades productivas autosufientes, el casamiento en casa, la hermandad, el acogimiento o casamiento sobre bienes, la unión de dos casas o el heredamiento in solidum, que significaba dejar herederos a dos hijos y se dejaba a la descendencia, al más válido o al primero que naciera de los matrimonios. También, aludió al papel de los tiones y los donados, los primeros eran los solteros que vivían y trabajaban en la “casa” y los segundos, aunque no eran de la familia se agregaban a ella, donde aportaban su trabajo y vivían allí.
La primera referencia de “casa” se sitúa en el año 770, con la conquista de Jaca por el Conde Aznar y mantuvo su vigencia hasta la segunda mitad del siglo veinte. Hoy, no hay regulación específica y en la legislación vigente no se hacen referencias al concepto de “casa”.
El cambio de vida, la mejora de las comunicaciones que ha ido evitando el aislamiento de muchas zonas de la montaña aragonesa, la evolución de la sociedad hacia una mayor calidad de vida ha hecho que el concepto de “casa” como se entendía y se transmitía de generación en generación, desaparezca, “es el devenir de las cosas”, dijo el magistrado Mauricio Murillo, al concluir su conferencia.
Pablo Laguna, director de la Cátedra SAMCA de Desarrollo Tecnológico y del I3A, presentó y moderó esta sesión del Ateneo en la Sala de Grados del Edificio Torres Quevedo del Campus Río Ebro.
Fotografía: Alfredo Soria (EINA-Unizar)