Pinares rodeados de la mala fama y falsos mitos sobre su papel en el sistema vegetal

Un recorrido por la historia forestal de España, con el biólogo e ingeniero de Montes, Luis Gil Sánchez, en el Ateneo de la EINA

Los pinos “son los árboles más incomprendidos de nuestra flora forestal”. Son las palabras del biólogo e ingeniero de Montes Luis Gil Sánchez que ayer participó en el Ateneo de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura (EINA) de la Universidad de Zaragoza, donde hizo un recorrido por la historia de los pinares en España, por la reforestación y por los mitos que han rodeado a lo largo de los años a la repoblación con pinos.

Una sesión que se pudo seguir online y que moderó el catedrático de la Universidad de Zaragoza e investigador del I3A, Manuel Silva. En ella, Luis Gil fue demostrando con ejemplos que la presencia del pinar en nuestro país se puede documentar, a través de restos sedimentarios de polen, desde antes de la época romana y explicó que a la sociedad urbana “ha trascendido que las repoblaciones con pinos eliminaron la vegetación natural formada mayoritariamente por encinares” y que es una “creencia popular que los pinos proceden de repoblaciones franquistas”, que son alóctonos, que acidifican el suelo, que según dónde, tienen carácter invasor, que favorecen los incendios forestales… “En ningún país de Europa se ha atacado de forma tan inmisericorde e infundada a un género del reino vegetal, excepción hecha del eucalipto”, subrayó.

Tituló su conferencia “Los pinos no son hijos del franquismo: su ‘mala prensa’ es un mito ideológico” para desmontar los falsos mitos que, todavía hoy, se siguen difundiendo y aludió al hecho de que en España se priman “las opiniones y las creencias sobre el conocimiento” y señaló que esa mala fama que se le da a las repoblaciones con pinar “no responden a estudios que siguen el método científico”.

Luis Gil lleva toda su vida investigando y estudiando la presencia de los pinos en la Península Ibérica y tiene numerosas publicaciones. Además de biólogo, es doctor ingeniero de Montes, catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), director del Grupo de Investigación “Sistemas Naturales e Historia Forestal” y miembro de la Real Academia de Ingeniería.

En el Ateneo de la EINA hizo un recorrido por la historia de la política forestal. Habló de la trashumancia (“donde no llega el humo”), la minería y las ferrerías, de cómo los pinares convivieron con los primeros pobladores de la Península Ibérica. En su defensa de este género vegetal, apuntó que la expansión del pinar tuvo “una función protectora, productora y social” y señaló que se repoblaba para “evitar la erosión, no se eliminaba la vegetación para repoblar”.  Asimismo, recordó “la historia de nuestra cultura y un clima poco propicio para la regeneración vegetal, mientras se preguntaba si “habría que haber dejado la tierra tal y como iba quedando”.

En otro momento de su conferencia se refirió al papel de la Administración y lamentó que no se haya tenido “un concepto más abierto, conocer las leyes del monte y la realidad del medioambiente”, algo que, en su opinión, debería haberse propiciado desde las Comunidades Autónomas con una gestión forestal más decidida.

Luis Alfonso Gil Sánchez trabaja desde 1992 en El Hayedo de Montejo (Madrid), bosque de solo 120 hectáreas que reúne especies centroeuropeas en un entorno Mediterráneo. Incluye robles albares y hayas centenarias, en el límite suroccidental de estas especies. En la actualidad es uno de los bosques españoles mejor conocidos científicamente, declarado Patrimonio Natural de la Humanidad.

Estudioso de la Historia Forestal, ha investigado los procesos −culturales, económicos y sociales− que redujeron nuestros bosques a los territorios de menor valor agronómico, dándoles una vocación ganadera por la acción del fuego y la preponderancia histórica de La Mesta. Ha sido coautor de 12 monografías sobre la transformación histórica del paisaje forestal en igual número de CCAA, que muestran el progresivo deterioro de nuestros montes y el estado general de deforestación de nuestro país hasta el periodo repoblador y el abandono de la agricultura y la ganadería marginal.

El Ateneo contó con la participación del director de la EINA, José Antonio Yagüe, que se encargó de dar la bienvenida a todos los asistentes y el director de la Cátedra SAMCA de Desarrollo Tecnológico y del I3A, Pablo Laguna, que clausuró la sesión.

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El Ateneo de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura (EINA) de la Universidad de Zaragoza está organizado con el respaldo de la Cátedra SAMCA de Desarrollo Tecnológico de Aragón y el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A) y para esta sesión ha contado con la colaboración del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes de Aragón.

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