La pandemia que nos llevó a una crisis. Y ahora ¿qué?

Un análisis de la pandemia desde la investigación en salud, la ingeniería y la arquitectura. Con Margarita del Val, Javier Ballester y Agustín Hernández

El ATENEO celebró ayer su sesión 321, un día en el que conmemoraba su 25 aniversario junto a los 10 años de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura (EINA). Una jornada especial que se dedicó a la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 que desde hace un año condiciona la vida de toda la sociedad y que se analizó desde un enfoque multidisciplinar, aunando salud, ingeniería y arquitectura.

Una mesa redonda en la que participaron Margarita del Val, viróloga e inmunóloga, química, coordinadora de la Plataforma Interdisciplinar en Salud Global del CSIC; Javier Ballester, ingeniero industrial, catedrático del Área de Mecánica de Fluidos de la Universidad de Zaragoza e investigador del LIFTEC (Laboratorio de Investigación en Fluidodinámica y Tecnologías de la Combustión), y Agustín Hernández Aja, arquitecto, catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), director del Grupo de Investigación Iniciativa para una Arquitectura y Urbanismo más Sostenibles. Moderada por la periodista Melania Bentué.

“La pandemia nos ha cambiado mucho”, dijo Margarita del Val al inicio de su intervención. En marzo de 2020, se decretó el confinamiento ante el avance de un virus “ni muy contagioso, ni muy letal, pero muy silencioso” y ante el que no existía inmunidad, “estábamos desprovistos de defensas frente a este virus”.

Durante su charla insistió en la seguridad de las vacunas y en su eficacia, “el riesgo es mínimo” y recordó que se han ensayado en muchas más personas, que se ha destinado mucho dinero público para costear los ensayos clínicos y han participado más voluntarios que nunca. Las vacunas son mil veces más beneficiosas que pasar la infección por coronavirus, los efectos adversos son de un caso en 100.000 y el riesgo de la enfermedad es de uno por cada 100 personas.

En cuanto al objetivo de vacunación y de llegar al verano con un 70% de la población en España vacunada, Margarita del Val, se mostró partidaria de la “inmunización de calidad” para llegar al 100% de las personas vulnerables o que están en riesgo.

Otra de las vías de investigación durante este año ha girado en torno al contagio por aerosoles frente a la defensa de la OMS de que el contagio se producía por gotículas. Un trabajo en el que ha participado Javier Ballester, ingenierio industrial, quien recordó en su intervención aquellos primeros meses de la pandemia en los que la OMS llegó a calificar las informaciones sobre los aerosoles como “fake news”, pero siguiendo adelante “y a lo largo de este año el mensaje ha ido calando”. Han creado la plataforma Aireamos para aglutinar voces profesionales y mostrar sus trabajos y han dirigido cartas a los representantes institucionales para ser escuchados.

En este tiempo, la población se ha ido familiarizando con conceptos como los aerosoles, la ventilación o el filtrado. “Los aerosoles son difíciles de detectar y medir y se mueven de forma muy similar al CO2 por lo que medir el CO2 es una forma indirecta de medir los aerosoles”, explicó Ballester, quien todavía se sorprende de las reticencias que existen desde las instituciones para actuar “cuando el CO2 se puede medir de forma sencilla y delata el nivel de contaminación con aerosoles”.

También hizo referencia a los retos pendientes entre los que mencionó la ventilación mecánica en los edificios frente a la ventilación natural, la necesidad de seguir trabajando para favorecer la eficiencia energética o la digitalización.

El medioambiente, la arquitectura o el urbanismo tienen repercusiones en nuestra calidad de vida. Hay una relación directa entre la salud y el lugar en el que se habita. En ello se centró el arquitecto Agustín Hernández, quien recordó las primeras salidas en las grandes ciudades tras el confinamiento, las situaciones que se vivieron con las aglomeraciones de gente y el reparto de espacios y franjas horarias, “reforzó la visión de que en la ciudad se había degradado la calidad de vida”.

En este sentido, explicó que la pandemia “descubrió las vulnerabilidades de la sociedad, de la ciudad” y la necesidad de volver a impulsar la idea de “la ciudad en un cuarto de hora”, un concepto del que se habla desde hace mucho tiempo pero que nunca ha llegado a desarrollarse, proveer a los barrios de los recursos necesarios para que sean lugares para vivir. Recordó que hoy las grandes urbes conviven con combustibles fósiles, con los residuos que se generan y el abandono de los barrios del centro de la ciudad. Asimismo, dijo que hoy sigue siendo “un lugar agresivo”, porque se ha hecho “un urbanismo defensivo frente a un urbanismo integral”.

Y sobre la ciudad post-covid aludió a la nueva agenda urbana, dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que propone que sean asequibles, resilientes y sostenibles. El objetivo, en su opinión, es “embellecerla, que sea útil y solidaria”.

José Antonio Yagüe, director de la EINA, y Pablo Laguna, director del I3A y de la Cátedra SAMCA de Desarrollo Tecnológico, acompañaron a los tres ponentes y recordaron la importancia de este 25 aniversario del Ateneo, como un foro abierto a la presentación y debate de ideas sobre investigación, pensamiento científico, ciencias humanas y sociales, además de traer hasta la Universidad temas de interés que sean actualidad en cada momento. Y recordaron a todas las personas que, durante este tiempo han hecho posible este punto de encuentro.

El Ateneo de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura (EINA) de la Universidad de Zaragoza está organizado con el respaldo de la Cátedra SAMCA de Desarrollo Tecnológico de Aragón y el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A).

NdP Ateneo 25Años