Martín Resano, catedrático de la Universidad de Zaragoza e investigador del I3A, explicó en el Ateneo de la EINA avances desde la ingeniería en el ámbito de los análisis clínicos con cantidades mínimas de muestras, en patologías como la enfermedad de Wilson y la de Lyme
El término micromuestreo en Química Analítica ha evolucionado en los últimos años, desde el simple significado original de referirse al análisis de cantidades pequeñas de muestras, hasta un concepto más complejo, que incluye también el análisis de micro y nanoestructuras como las nanopartículas, las células o los microplásticos.
El Ateneo de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura (EINA) y de la Cátedra SAMCA de Desarrollo Tecnológico de Aragón se acercó ayer, a las nuevas posibilidades en el diagnóstico médico a través del micromuestreo, la espectrometría atómica y la inteligencia artificial, con el catedrático de la Universidad de Zaragoza e investigador del I3A, Martín Resano. La conferencia tuvo lugar en la Sala de Grados del Edificio Torres Quevedo de la EINA.
Martín Resano Ezcaray es catedrático de Química Analítica e investigador principal del grupo de Métodos Rápidos de Análisis con Técnicas Espectroscópicas (MARTE) en el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A).
En su presentación, explicó aplicaciones concretas de cómo estas estrategias pueden ayudar en el ámbito clínico, con la ayuda de la inteligencia artificial, mejorando el diagnóstico temprano y seguimiento de algunas patologías como la enfermedad de Wilson.
El laboratorio de Bioquímica del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza ha incorporado ya una nueva técnica, basada en los isotopos de cobre intercambiable, para diagnosticar la enfermedad de Wilson. Se trata de una patología genética relacionada con el metabolismo de este elemento químico, esencial para el ser humano y que se obtiene de la dieta, y su transporte y eliminación defectuoso, hace que, al acumularse en los tejidos, puede ocasionar daño hepático, neurológico e incluso llevar al fallecimiento del paciente, si no se trata en las fases tempranas o queda sin diagnosticar.
Esta metodología es resultado de una investigación llevada a cabo por el proyecto europeo Interreg Poctefa DBS (Dried Blood Samples), tal y como explicó Martín Resano, coordinador de este proyecto, en el que también participaron el Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IIS Aragón), El Hospital Universitario Miguel Servet, el Centro Universitario de Defensa (CUD) y los socios franceses Centro Hospitalario Universitario de Angers e Instituto de Ciencias Analíticas y Físicoquímica para el Medio Ambiente y los Materiales de Pau (perteneciente a CNRS).
La detección certera y temprana es fundamental, ya que, cuando los pacientes comienzan a mostrar síntomas, pueden ser tratados con sales de zinc en forma de cápsulas por vía oral que dificulta la sobrefijación del cobre, y la enfermedad suele seguir un curso muy leve. Sin embargo, en algunos casos es un reto, ya que los síntomas son muy inespecíficos y comunes a muchas otras enfermedades más prevalentes, por lo que el médico no suele sospechar de la enfermedad de Wilson.
Actualmente, trabajan en un nuevo proyecto de investigación, también con el foco puesto en facilitar el diagnóstico, en este caso se centrará en la enfermedad de Lyme, a través del análisis de células y constructos del dimensiones de la nanotecnología. Se trata de una patología que está aumentando su presencia en países de la Unión Europea y en Estados Unidos. Una enfermedad muy tratable, pero infradiagnosticada. Su objetivo es detectar la bacteria y aproximar más el diagnóstico para evitar complicaciones derivadas que pueden tardar en ser visibles incluso varios años.
Martín Resano destacó en su intervención en el Ateneo, la importancia del trabajo en equipo, la colaboración con otros grupos de investigación del I3A-Unizar y la implicación de profesionales de los hospitales, “fundamental –dijo- para trabajar sobre cosas que pueden tener una aplicación en la vida real, que se pueden llevar a la práctica”.
La sesión estuvo moderada por Mª José Gómez Benito, catedrática de Universidad e investigadora del I3A, cuyo grupo de investigación (M2BE) forma parte de los proyectos que coordina Martín Resano.
Asistieron a esta sesión, el director de la Cátedra SAMCA de Desarrollo Tecnológico y del I3A, Pablo Laguna, y el subdirector de la EINA, Jorge Rosell.
Fotografías: Alfredo Soria (EINA)