El proyecto sensoriZAR propone medidas para crear espacios más sostenibles y mejorar la calidad de vida

El trabajo de 20 profesionales de la ingeniería y la arquitectura permite medir CO2, temperatura, humedad y consumos y analizar la información para tomar decisiones basadas en datos

 

Más de 90 sensores en el Campus Río Ebro de la Universidad de Zaragoza en más de 60 espacios facilitan información sobre el nivel del CO2, la temperatura, la humedad relativa y el consumo de energía de aulas, salas de estudios y cafeterías, entre otros espacios. Además, se han incluido energías renovables en tres instalaciones con más de 65 paneles solares. Es la prueba piloto, la “factoría smart campus”, del proyecto sensoriZAR en el que trabajan más de 20 profesionales de la ingeniería y la arquitectura para medir, analizar y tomar decisiones basadas en datos que permitan crear espacios y ciudades más sostenibles mejorar la calidad de vida.

Para ello, recurren a la inteligencia artificial, gemelos digitales y big data para obtener datos en tiempo real que se publican en una página web (accesible desde smartphone) y que permite actuar y recomendar medidas para mejorar la calidad del aire en interiores, ser más eficientes en ahorro energético y que sea factoría de aprendizaje.

El Ateneo de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura (EINA) y de la Cátedra SAMCA de Desarrollo Tecnológico acogió ayer la presentación del proyecto sensoriZAR y de los primeros resultados de las acciones que se han empezado a llevar a cabo en el Campus Río Ebro.

Según la información que dio a conocer Ignacio Martínez, codirector del proyecto, junto a Belén Zalba, a lo largo de estos meses, la metodología propuesta desde sensoriZAR permitiría un ahorro de energía entre el 60 y el 70% comparando con espacios que ventilan por ventana porque no tienen ventilación mecánica con recuperación de calor. En el futuro proponen incrementar esos ahorros mediante la demanda controlada de ventilación en espacios de alta ocupación pero con gran intermitencia, utilizando los niveles de CO2, “el chivato de cuánto y cómo medir”, que han mostrado que por encima de 800 ppm solo se alcanzaron entre un 2 y un 8% de los horarios de clase, “lo que es un buen indicador”, dijo Ignacio Martínez. Analizar aforos y ocupación permite establecer aforos correctos sin sobrepasar los valores que se consideran saludables.

El proyecto sensoriZAR actúa como detector de climatización innecesaria y ahorro de energía. Entre las cifras que facilitó habló del consumo energético en edificios que, actualmente, se sitúan en el 40% de la energía consumida y sobre el que existe el compromiso de bajarlo al 30% antes de 2030. En los espacios analizados, solo un 3% del tiempo hay temperaturas inferiores a los 17º C. y por encima de 21º C se sitúan entre el 15 y el 30%% de las horas en que los edificios están en horario de apertura. Esto implica un importante potencial de mejora y de ahorro de energía ya que, como apuntó Ignacio Martínez tras las mediciones y análisis realizados, la temperatura recomendable sería entre 17 y 21 grados en invierno y entre 26 y 27 en verano o entre 21 y 26 si no implica consumo de energía.

Estos resultados son relevantes, sobre todo, en verano. Las medidas en el Campus Río Ebro han demostrado que el consumo eléctrico medio en verano es de 2,15 MWh/día sin climatización y de 3,8 MWh/día con climatización. Este ahorro diario de 1,65 MWh supondría un importante ahorro total (de hasta un 17%) que podría aplicarse, por ejemplo, en los periodos no lectivos de verano.

Ignacio Martínez, profesor de la EINA e investigador del grupo HowLab del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A) destacó de este proyecto que es “un trabajo en equipo, multidisciplinar y colaborativo”. Hizo una valoración positiva del recorrido que han realizado y de las primeras aportaciones de sensoriZAR, realizadas en el Campus Río Ebro, “están impactando de forma positiva en salud y eficiencia energética ya que, monitorizando los espacios universitarios en tiempo real, se sabe cuándo hay que ventilar (salud) y cuánto hay que ventilar (eficiencia energética)”. Este análisis big data ya se está traduciendo en una metodología basada en redes neuronales con las que caracterizar patrones de comportamiento sobre los que modelar gemelos digitales para ofrecer todo tipo de servicios, determinar aforos dinámicos basados en CO2 y temperatura o predecir las condiciones ambientales en interiores en los próximos minutos.

El proyecto sensoriZAR recibió hace unos meses el Premio a la Innovación que concede la Cátedra SAMCA de Desarrollo Tecnológico. En él trabaja un equipo multidisciplinar de 20 expertos en diferentes ramas de la Ingeniería y la Arquitectura con más de 20 años de experiencia en ecosistemas inteligentes, eficiencia energética, ciencias de la computación, infraestructuras urbanas, instalaciones en la edificación, energía fotovoltaica, diseño mecánico sostenible, inteligencia artificial, análisis de datos, entre otros campos de especialización, con un elevado número de publicaciones científicas y contribuciones en el ámbito de la I+D+i.

Junto a Ignacio Martínez, estuvo el vicerrector de Planificación, Sostenibilidad e Infraestructura de la Universidad de Zaragoza, Ángel Pueyo, el director de la EINA, José Antonio Yagüe, y el director de la Cátedra SAMCA de Desarrollo Tecnológico y del I3A, Pablo Laguna. También participaron el director de Secretariado de Planificación, Salvador Nevot Bosch, el director de la Unidad de Seguridad, Luis Laspuertas Sarvisé, el director técnico del Servicio de Mantenimiento

Luis Sánchez Pelayo, y el jefe técnico del Campus Rio Ebro, Cándido Gastón Garde. Además de otros investigadores que forman parte del equipo de trabajo.El Ateneo de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura (EINA) de la Universidad de Zaragoza está organizado con el respaldo de la Cátedra SAMCA de Desarrollo Tecnológico de Aragón y del I3A. Se celebra los miércoles cada quince días durante el curso académico.

Fotografías: Alfredo Soria (EINA)